martes, 30 de mayo de 2023

TODOS SOMOS TDA-H

"Siempre he tenido la necesidad de buscar la normalidad en , el equilibrio, intentar estar en la "manada". Lo cierto es que después de muchas reflexiones, meditaciones, trabajos de crecimiento personal, acepto la rareza que hay en . Acepto la anormalidad del proceso de mi mente, acepto mi imaginación loca, mi creatividad estratosférica, mi pensamiento de que todo es posible, y el sentir de que no hay límites. Acepto mi anarquía social, y el reivindicar que no quiero que mis hijas vivan en un mundo en el que todo se rige por el "¿Quién eres?", y "¿Hasta dónde llegas?". Un mundo donde todo va fechado, con horario de entrada y de salida. Mecanizado, como robots, sin alma. Sin poder sentir, sin poder ser feliz en cada uno de los actos que realizamos. Dependiendo de juicios externos, "normas absurdas" y controles sociales.



"Hace poco, diagnosticaron a mi hija pequeña con Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad (TDA-H), síndrome de Tourette, la verdad es que en un principio negué la situación, estoy harta de etiquetas en los niños, de poner nombre a aquello que sale de la media, de la normalidad. Cuando su profesora me confirmó lo mismo que el neuro-pediatra empecé a preocuparme de verdad, a pensar como podía ayudarla, porque si no estás en la manada, estás fuera, y si el futuro para un niño "normal" (neurotípico) ya se prevé difícil, para alguien que tiene que lidiar con una transtorno neurológico, no quiero pensarlo. Al ponerme en el estudio de este empecé a darme cuenta de que hay una auténtica plaga de TDA- con o sin H. Llegando a la conclusión de que hay una verdadera epidemia.  ¿Qué les pasa a los niños de hoy? ¿Por qué esta plaga ahora?, ¿Qué pasa, antes no existía los niños inquietos y dispersos?


He estado leyendo mucho sobre la funcionalidad neurología, sobre su plasticidad, su capacidad de adaptación, sobre como funcionan las conexiones neuronales y lo que produce la falta de Dopamina, Noradrenalina o Serotonina en el individuo. Durante la investigación me he dado cuenta de que yo también soy una TDA (con o sin H, más bien con H), y es cierto que con mucho esfuerzo he logrado realizar todo lo que me he propuesto, pues había días en que mi energía era incapaz de focalizarse más de una hora en una tarea, en que la pasión que tenía por algo se me caía en el tobillo a la semana, y mantener esa atención constante y equilibrada resultaba siempre un suplicio. Me he dado cuenta de que lo único que conseguía mantener mi atención, era lo extraño, diferente, lo que precisamente salida de la manada. Las rutinas me aburren, lo cotidiano me aburre, y eso mismo le pasa a los niños con TDA/H.



Los niños con TDA/H necesitan estímulos constantes para segregar Dopamina, (que es la hormona que hace capaz mantener el interés, la atención, estimula, segrega felicidad), necesitan cierto grado de libertad, necesitan poder experimentar, buscar, crear, investigar, generar emociones. Pero, ¿Qué realidad social estamos viviendo hoy? Hoy hay horarios para todo, niños pequeños que tienen que madrugar a las siete de la mañana para ir a estudiar. ¡Para ir a estudiar! Para entrar en el rol que nos hemos creado, para ser máquinas que escuchan y realizan tareas. Niños que se pasan 5 horas sentados en la escuela, escuchando lo que deben hacer y como... ¡yo misma me moriría! La situación que hemos generado cada vez es más estricta, con más normas conductuales, y menos plástica... no hay más niños con TDA/H simplemente los niños son, cada uno con su carácter, único en su esencia, dispersos, alegres, inquietos y curiosos. No hay dos niños iguales, no pretendamos tener dos niños iguales, amemos la diversidad, ¡seamos diferentes!, empezando por sentir más lo que hacemos. Seamos felices en nuestro trabajo, realizados, hagamos las cosas por y con amor, seamos nosotros, los adultos quien se adapten a ellos, a los niños, empecemos la REVOLUCIÓN SOCIAL, el CAMBIO.

Seamos todos MAVERICK."
Releyendo este artículo, y con los posteriores diagnósticos que acontecieron a mi hija, cada vez estoy más convencida de que el problema está en los adultos y no en los niños.
¡Al poco del diagnóstico de TDA de Sofía, que así se llama, le diagnosticaron con TEA, síndrome de Asperger, tomas ya! Seguimos etiquetando, y si, viendo las características, yo y su hermana lo somos y de manual (ahora entiendo muchas cosas de mi niñez...) pero creo, que todos estos diagnósticos, que se dan ahora, y que han estado y existido toda la vida, si el sistema educativo fuera de otra manera, los niños neurodivergentes no tendrían ningún tipo de problema.
Ya a principios del s. XX surgieron diferentes pedagogías en las que se trabajaba la educación desde otros paradigmas, Montessori y Waldorf son las más conocidas, pedagogías que ahora en el 2023 parece que ¡son la re-leche! Como si de la última novedad se tratara, yo ya en mi ámbito la música, incluí una de estas (pedagogía Dalcroze) en la que se enseña a través de la integración y la experiencia de vida y la fase de la intelectualización es la última... estoy hablando del año 2005. Entrar en una escuela donde solo había dos aulas con pupitres y el papel para tomar apuntes era escaso, confundía a los padres y les daba miedo, miedo de que no aprendieran. Pero doy gracias a todos esos alumnos que a día de hoy, casi 20 años después, me siguen agradeciendo la felicidad que sintieron conmigo en el aula, y que nunca olvidaron ninguna de esas clases. Porque no hay nada que nos quede más impregnado en el alma que el aprendizaje natural, y esto solo se consigue así, con procesos de docencia naturales, o ¿a caso les damos un libro a nuestros hijos para aprender a andar o atarse los zapatos?
Nos preocupamos porque hay fracaso escolar, nuestros hijos no quieren o no saben qué estudiar, pero, ¿Quién de nosotras o nosotros lo tenía claro con 17 años? ¿Cuántos de nosotras y nosotros hemos cambiado o estamos trabajando en algo que en la vida hubiéramos soñado, que haríamos?, no sé, tal vez, tendríamos que reflexionar más con el tema, y empezar a "re-evolucionar" a las instituciones con nuevos enfoques en la educación. Pero no podemos esperar que estos nuevos enfoques salgan de mentes neurotípicas, mentes que encajan en este sistema, que no se revelan (por suerte cada vez hay menos).

Es una reflexión, sentada delante del portátil, viendo salir el sol, de café con leche, escuchando jazz de fondo...